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  1. viernes, 21 de junio de 2013



    El solsticio de verano


    El nombre de solsticio, deriva del latín que significa "Sol quieto" o "Sol detenido". Precisamente "solsticio" significa "el sol se detiene". Durante los solsticios, el sol parece detener su marcha.

    En el día del equinoccio el Sol llega a su punto más alto con respecto al Ecuador, los rayos solares caen perpendiculares sobre el Trópico de Cáncer. Este se inicia cuando el Sol, que se encuentra en la parte más elevada del hemisferio norte, entra en el signo de Cáncer, evento que ocurre hoy, siendo así este día el más largo del año.

    Mientras que la celebración del solsticio de invierno, Yule, fue adoptada por los cristianos como Navidad (diciembre el 25), la celebración del solsticio de verano fue adoptada como el banquete de San Juan Bautista (junio el 24). Cortando el año en dos, en polos opuesto de la rueda, la celebración de invierno conmemora el nacimiento de Jesús, mientras que la celebración de verano conmemora el nacimiento de Juan, el profeta que nació seis meses antes de Jesús para anunciar su llegada.

    Definitivamente no es un día como los demás, la naturaleza, el hombre y las estrellas se disponen a celebrar una fiesta. 
    En los antiguos mitos griegos a los solsticios se les llamaba “puertas” y, en parte, no les faltaba razón. La “puerta de los hombres”, según estas creencias helénicas, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio) a diferencia de “la puerta de los dioses” del solsticio de invierno (del 21 al 22 de diciembre).

    Desde la antigüedad, la llegada de los solsticios ha sido acompañada de diversos festejos y rituales. El solsticio de junio se celebra en la costa de España con las Hogueras de San Juan, un rito donde, al encender una hoguera, se trata de dar más fuerza al Sol, que comienza a hacerse más débil en el hemisferio norte a partir de ese momento.

    Pero no todos los festejos que se realizan durante los solsticios han sido oficializados; estos dos momentos del año están relacionados con un sinfín de creencias, que los convierten en choques entre la realidad y la magia. Por otro lado, estos puntos en los cuales la duración del día y la noche se ven afectadas, también han captado la atención de la ciencia.


    Hay muchas curiosidades al respecto:

    * mucha gente cree fervientemente que mientras tiene lugar el solsticio de verano se abre un portal que permite a seres propios de la mitología, como son los espíritus y las hadas, ingresen en nuestro mundo;

    * la geología ha investigado extensamente los solsticios y ha concluido en que estos fenómenos se dan en nuestro planeta desde hace más de cuatro mil cuatrocientos millones de años;

    * el conocido monumento Stonehenge, en Inglaterra, ve a casi cuarenta mil personas reunidas cada año para festejar el solsticio.





  2. miércoles, 5 de junio de 2013



    Ecuanimidad

    Es una poderosa energía de precisión, cordura, armonía y equilibrio. Es imparcialidad, respuesta proporcionada, medio justo, ánimo estable ente las vicisitudes o adversidades, mente firme e imperturbable ante el elogio o el insulto, la ganancia o la pérdida, lo agradable y lo desagradable. En vez de hundirnos en las reacciones inconscientes observamos todo lo que nos sucede y obramos de una forma adecuada.

    Una persona espiritual usa su mente como un espejo. No se aferra a nada ni rechaza nada. Recibe, pero no conserva. Un espejo refleja innumerables imágenes, pero se mantiene intacto. Existe una actitud que dirige su atención hacia donde necesita, pero que, al igual que el espejo, no hace perder la propia estabilidad interior. 

    Pero la ecuanimidad es también compasión, pues nunca es frialdad, desinterés o falta de sensibilidad. Es la visión equilibrada y clara que pone las cosas en su lugar y sabe ver, en el fondo de los eventos y fenómenos, la acción de las leyes de la naturaleza. 

    La ecuanimidad surge al asumir conscientemente lo inevitable sin que el ánimo se turbe. Todo fluye, todo cambia. En realidad, a la larga, nada permanece. La persona ecuánime comprende esta verdad, por eso mantiene el ánimo sosegado aún en las circunstancias más difíciles.
    Se vive ecuánime cuando se reconoce lo que significa dejar que ocurran las cosas. Esto significa vivir en una vasta quietud mental, en la calma que permite estar plenamente presentes en todas las distintas experiencias cambiantes que constituyen el mundo y la Vida. La ecuanimidad es tolerar el misterio de las cosas, no juzgar. Esta aceptación constituye la fuente de la propia seguridad y confianza.

    La ecuanimidad surge también cuando se ve la ilusión del ego. Si no se comprende el hecho de que el ego ocasiona todo ajetreo, confusión y sufrimiento, no se puede ejercer una verdadera ecuanimidad. La consciencia y el conocimiento son la base de la ecuanimidad.

    Ecuanimidad es vivir en el presente, libre del pasado y del futuro y sin reaccionar con avidez o aversión. El placer y el sufrimiento se alternan e incluso se producen simultáneamente. La ecuanimidad nace cuando uno no se aferra a lo agradable y no añade sufrimiento a lo desagradable. Las sensaciones surgen y se desvanecen, esa es su dinámica natural.